viernes, 25 de febrero de 2011

Hoy no quiero escribir

Hoy no quiero escribir, hace tiempo que me niego a hacerlo y a la vez siento que pierdo esa hermosa parte de mí que vuela y se entrega a esas personas a las que no me atrevo a decirles en palabras lo que estoy sintiendo en lo más profundo de mi alma, he pensado no volver a escribir, he pensado que tal vez, sólo tal vez, esto en realidad no sea lo mio. ¿Y si estuviera usurpando la identidad de alguien más?

Ella está enojada, porque todo mundo cree que escribe, porque ha tenido que prepararse para que al final del día cualquiera pueda o quiera hacerlo, o lo que es peor, pretenda que puede hacerlo mejor que ella, es probable que tenga razón... no soy quién para hacer creer que soy capaz de hacer lo que a ella le ha costado 5 años de preparación académica, sin tener que sufrir todo lo que ella ha pasado para poder llegar a ese lugar que la hace sentirse plena con la libertad de su carrera.

Este semestre no ha empezado tan apasionante como me habría gustado que fuera, aunque debo confesar que entre tantas pruebas y obstáculos el asunto tiene sus ventajas y sobretodo sus motivaciones, pues resulta que de entre mis materias optativas hay una materia que se supone ayudará a sacar lo mejor de mí, me permitirá ser mejor ser humano y me alejará de ser tan egoísta como lo somos millones de seres humanos; sin embargo, en las 3 semanas que van de clases, he tenido una serie de problemas que me hacen creer que el verdadero objetivo de la materia es confundirme más de lo que ya estoy justo en esta etapa de mi vida.

Últimamente me he estado preguntando hacia dónde quiero ir, que quiero ser y que quiero hacer, resulta que la materia de la que les hablaba en el párrafo anterior busca el desarrollo de la comunidad en la que vivimos por medio de la comunicación, para ello nos exige que nos olvidemos un poco de esas cuestiones tontas en las que vemos a la comunicación como la vía de información a otros lugares tanto del país como del mismo continente, lo que la materia busca es enseñarnos a ayudar a otros a salir adelante a pensar en el prójimo, a crecer juntos y aprender todos de nuestros errores y no guardárnoslos en una cajita para lamentarnos de todo eso que hicimos aparentemente mal.

Y hasta ahí todos pueden poner cara de interrogante y decir que todo eso suena maravilloso, y entonces preguntarse que es lo que está pasando por mi cabeza que me hace sentirme más confundida que antes. Lo complicado está en la explicación, en entender cómo es que con toda la belleza de la materia yo siga sufriendo tanto, y es que sinceramente ni yo misma he encontrado la respuesta correcta que me haga salir adelante y que me haga repetirme cada mañana que lo que estoy haciendo es total y absolutamente por el bien de mi ser. Y en ese buscar y entender y conocer, cada término de clases es para mí un martirio.

Ojos vidriosos, las mismas dudas del día anterior más esas otras que surgieron hoy, la mirada perdida, las ganas de salir corriendo y sentarme bajo un enorme sauce llorón y contarle mis secretos, esa tonta necesidad de llorar con todas las fuerzas de mi alma y dejar salir todas las lágrimas que se me permitan llorar en el transcurso del año, ganas de regresar el tiempo y no pensar en ello porque atormenta a mi mente y después, ganas de adelantarlo para saber que decidí y no tener que pasar por esto que taladra a mi alma, a mi corazón y a mis esperanzas.

¿Te has sentido alguna vez tan confundido que llorar ya no tiene ningún efecto en tu sentir? Aquella noche me senté a llorar frente a la computadora tras entender que las cosas que creemos pueden resolverse de modo sencillo terminan resquebrajando tu alma en pedacitos, lo peor del asunto es que no hay quien te ayude a encontrar esas pequeñas astillas que parecen muy delgadas pero que si se ausentan tu alma no vuelve a quedar igual y es que resulta que esa noche alguien llegó rompió mi alma y convirtió en polvo esos pedacitos minúsculos que formarían de regreso a mi alma soñadora, no le quedaron hoyos, las almas son como los metales, maleables, pero muy a pesar de mis ruegos quedó más pequeña, parece una letra minúscula.

2 comentarios:

Isabel dijo...

El Lunes 11 de Noviembre del 2012 descubrí tu blog por casualidad y déjame decirte que me encantó. La forma en que escribes y la facilidad con que expresas lo que sientes, por eso eres valiente y te admiro.
Ojalá siguieras escribiendo y dejes de lado tus confusiones.
Pero sabes, tengo la respuesta por que lloras tanto, es porque eres de alma sensible, muy sensible y por muchas razones más que sospecho.
Espero que algún día contestes.
Chau, otra Isabel

jazmin dijo...

¿Es muy tarde para contestar? Perdí el camino y lo quiero retomar, pero sigo confundida.